Claudia Caballero
¿Qué
silencio es culpable de la muerte de un hombre?
¿Qué silencio en nosotros ha colgado inocentes?
¿Qué silencio maldito ha cegado algún nombre?
¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?[1]
¿Qué silencio en nosotros ha colgado inocentes?
¿Qué silencio maldito ha cegado algún nombre?
¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?[1]
A tres días del bombardeo israelí
hay 100 hombres, niños y mujeres muertos en Palestina; Mireles es detenido por
defender la vida y la dignidad, Snowden ha sido exiliado en Rusia por mostrar
con indignación la vigilancia y control del sistema, Oscar Hernández preso por
exigir incansablemente educación; y 40 mil niños migrantes, en lo que va del
año, huyendo de la violencia en sus países.
¿Qué silencio ignorante ha devastado la vida?
¿Qué silencio cobarde ha torturado animales?
¿Qué silencio condena a la miseria al hombre?
¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?
Como humanidad hemos creado
muchos problemas que causan sufrimiento y vergüenza. En la raíz de estos problemas
se encuentran la voracidad con la que hemos devastado al planeta y nuestra
incapacidad para relacionarse con otros seres humanos.
¿Cómo vivir en armonía con la naturaleza, y no
buscando su dominación?
¿Cómo generamos comunidades vivientes?
¿Cómo cuidamos y articulamos los ecosistemas que hoy
existen?
¿Cómo es la vida que merece ser vivida?
Ante la lógica de guerra a la que nos han sometido y hemos sometido,
necesitamos generar espacios donde sea posible la reproducción de la vida;
espacios no dependientes de un poder, sino articulados en convivencia; espacios
autorealizados, con identidades fuertes, no basadas en slogans o
banderas, sino en el profundo afecto de lo que con esfuerzo se conserva.
Necesitamos ecosistemas en donde lo diverso se sintoniza de manera simple.
Ecosistemas claramente identificados con un territorio que se respeta y se
cuida; necesitamos los pies arraigados a la tierra.
¿Cómo el diálogo nos puede
ayudar a crear empatía?
¿Cómo aprendemos a amarnos y
vivir mejor juntos?
¿Cómo dar lo que el otro
necesita?
¿Cómo es la vida que merece ser
vivida?
El amor es fundamento de la realidad social, por lo tanto toda política
que ignore sistemáticamente el amor resultará inhumana. Soltar el amor de
poetas y parejas; de miedos y prudencias; llevarlo a las palabras y a las
acciones. Hacer el amor con las palabras y su gesto primario es el cálido
y honesto diálogo, sin corazas compartirnos a través de nuestras
convicciones y creaciones; compartir pensando en el otro, compartir sin esperar
retribución, compartir porque es necesario hacerlo para que se preserve la
vida, compartir para transformarnos y cantar el mantra que forma el sonido de
los corazones cuando laten por un mismo propósito.
¿Y qué pasaría si le dejamos de
poner precio al planeta?
¿Y si dejamos de valuar en pesos
lo que nos da vida?
¿Cuánto cuesta la felicidad?
¿Cómo es la vida que merece ser
vivida?
Estamos reaprendiendo a vivir, pensar y amarnos en la cotidianidad. Hace
42 años Meadows hablaba de frenar el crecimiento y buscar la vida sostenible,
hoy nos dice que debemos olvidar la sostenibilidad, llegamos muy tarde para
eso, su recomendación es centrarnos en la resiliencia, la capacidad de asumir y
sobreponerse a situaciones adversas.
Vivir individual e íntimamente con entereza, al mismo tiempo ser parte
de espacios creadores de lo inédito, en el más amplio sentido ser parte de
ecosistemas, dónde podamos experimentar y resistir creativamente en convivencia
con los otros. Y desde ahí aportar con el diálogo empático y articulador
en la consciencia e imaginación global.
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